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viernes, 21 de febrero de 2014

Viaje al interior de sus hábitos...

Desarrollamos la mayoría de las acciones cotidianas en piloto automático, atados a la costumbre, algo que los científicos bautizaron “el loop de la rutina”. El modo en que nos bañamos, agarramos la lapicera, abrimos la puerta o reaccionamos ante situaciones habituales, está coordinado desde los ganglios básicos del cerebro.
Son acciones que requieren mucho menos energía que las decisiones a nivel consciente, reguladas por el sistema ubicado en la corteza prefrontal. El cerebro organiza las tareas rutinarias automáticamente y así destina para ellas menos energía, que reserva para situaciones que la requieran en mayor cantidad, como el momento de resolver un conflicto, por ejemplo.

A pesar de esta aparente automaticidad, el loop consta de tres componentes. Saber identificarlos puede aumentar las posibilidades de éxito cuando se desea modificar hábitos muy arraigados:
1. Disparador. Cualquier situación o sensación: tener una discusión o sentir hambre, por ejemplo.
2. Comportamiento rutinario. La acción que suele seguir al disparador: darse una comilona, por ejemplo.
3. Recompensa. Sensación de bienestar que afianza el comportamiento rutinario y ayuda a grabarlo para ser utilizado en situaciones similares en el futuro.
Para los neurocientíficos la clave está en no pretender modificar los tres componentes en forma simultánea. Al contrario, hay que mantener el disparador y la recompensa y focalizar la atención en el comportamiento, en modificar la conducta repetitiva. Por ejemplo, si habitualmente una discusión con su pareja lo lleva a atacar la heladera, interponer conscientemente una acción alternativa como salir a caminar o darse un baño.
En plan de reemplazar hábitos es interesante aprovechar los períodos en que las costumbres cotidianas deben cambiar a la fuerza. Una enfermedad transitoria, un viaje de placer, un fin de semana largo, son instancias en las que el piloto automático se desajusta y pueden resultar excelentes para modificar las conductas más nocivas. Incluso situaciones estresantes como una separación o una mudanza pueden ser ideales para plantearse cambios mayores como dejar de fumar, empezar una dieta o iniciarse en un nuevo deporte. Para algunas personas las iniciativas tomadas en esos momentos de turbulencia son mucho más duraderas que aquellas que se asumen en el quehacer cotidiano.
Sin duda, una forma muy positiva de aprovechar las dificultades para desactivar el loop de la rutina y retomar el control consciente de las riendas de su vida. De la práctica perseverante de estas nuevas respuestas dependerá el grado de éxito que alcance. Pero, ¡atención!, para adoptar los nuevos hábitos que reemplacen a su comportamiento rutinario se requiere una decisión formal y consciente de ganarle al piloto automático.
Si está pensando en mejorar su alimentación, bajar unos kilos o dejar de fumar, recuerde que:
* poner por escrito la planificación para cambiar un hábito obliga al cerebro a salirse del automático y le recuerda cuál es el nuevo plan.
* las posibilidades de éxito aumentan mucho si si se visualiza lo que se quiere alcanzar: se imagina a usted mismo delgado, activo, con los pulmones libres, etc.

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